PRÓLOGO: LUZ Y OSCURIDAD
¡Hola a tod@s!
Llevaba ya varios meses sin hacer ninguna entrada por falta de tiempo, pero espero compensaros publicando el prólogo del cuarto libro de Saga Oyrun: Luz y Oscuridad.
Prometo ponerme las pilas para publicar una entrada al mes mínimo, donde podréis leer reseñas de libros, curiosidades del mundo editorial, pequeños consejos para los escritores que estáis empezando y responder a preguntas que más de un lector me ha hecho por mensajes privados sobre curiosidades del mundo Oyrun o futuros proyectos sobre Oyrun.
Sin más, aquí os dejo el prólogo de La profecía del mundo Oyrun (Luz y Oscuridad) IV.
No hace falta decir que siempre es mejor haber leído los libros anteriores para no encontrarse con ningún spoiler ;)
PRÓLOGO
El mago más poderoso de Oyrun se aproximó a mí con rostro serio, analizador, me había llamado para pasar otra prueba de artes guerreras. Yo era su hijo y como tal debía demostrar que estaba a su altura, pues gracias a los sacrificios que practicábamos las noches de luna llena para aumentar nuestro poder, nos considerábamos invencibles.
Mi madre, una maga despiadada y sin remordimientos, disfrutaba a más no poder cada vez que debíamos matar a una víctima para beber su sangre y obtener su poder. Caminaba al lado de mi padre, sus cabellos rojos como el fuego y sus ojos verdes como esmeraldas resaltaban con sus labios carnosos, sensuales; muchos hombres la consideraban la mujer más atractiva del mundo, aunque también la más malvada.
–Hijo, ya estás preparado –dijo mi padre, Danlos; sus ojos eran de una tonalidad marrón, parecida al chocolate. Cuando tenían ese color significaba que se encontraba tranquilo, dispuesto a hablar, no a matar, pero cuando sus ojos se tornaban rojos como la sangre mejor era obedecer, nunca replicar–. Irás a Mair con el Paso in Actus, levantaré la barrera para que puedas llegar al país de los magos. Eres el único al que no le han hecho la barrera de sangre, por lo que ningún mago podrá percibir tu llegada. Camúflate, entra en la gran biblioteca de Gronland y roba los libros del día y la noche.
Abrió la palma de una mano mostrándome un huevo un tanto extraño, era de color azul, moteado por unos pequeños puntos blancos, no más grande que un puño.
>>Toma –lo cogí –, cuando hayas llegado, lánzalo dentro de la sala donde custodian los libros, causará un gran revuelo y tú tendrás tiempo de cogerlos –puso una mano en mi hombro mirándome directamente a los ojos –. No me falles, eres mi hijo y sé que puedes hacerlo.
Asentí.
Mi madre me tendió una capa de color azul oscuro, la miré vacilante, nuestro color era el negro, nunca, que yo recordase, había vestido otro color que no fuera el negro.
–Eres la viva imagen de tu padre –dijo tendiéndomela –. Es preciso que ocultes tu rostro, no mires a nadie a los ojos o te descubrirán.
Me parecía a Danlos, era cierto; sus cabellos castaños con reflejos dorados y cobrizos eran inconfundibles, añadido a la rebeldía de nuestro cuero cabelludo, siempre despeinado, pero que, según mi madre, nos daba un aire atractivo. No obstante, el color de mis ojos era tan verde como los de mi madre.
Cogí la capa, mi madre acarició mi rostro en cuanto me la puse por encima de mi túnica de mago y sonrió.
–Puedes hacerlo –me animó mi madre, Bárbara –. Tienes más de treinta años aunque solo aparentes dieciséis a los ojos de los hombres.
–Has estudiado todas las técnicas guerreras básicas y medias –dijo mi padre –. Si pasas esta prueba empezaremos con las más avanzadas.
–Traeré los libros del día y la noche –dije dispuesto a conseguirlo a cualquier precio –. Os sentiréis orgullosos de mí.
Me puse la capucha y me trasladé a Gronland –fortaleza, ciudad, escuela y universidad de los magos –en apenas dos segundos.
El sol brillaba alto en el cielo, justo como lo recordaba, era la segunda vez que viajaba al país de los magos, aunque en la anterior ocasión apenas era un niño confiado y estúpido que quería huir de sus padres. Ahora era un hombre y había aceptado mi destino.
Intenté pasar inadvertido caminando por las calles de Gronland no dejándome fascinar por la vida, alegría y felicidad de sus gentes. Miré de refilón un puesto donde un padre compraba a su hijo algodón de azúcar; sentí envidia, no lo pude evitar, pero continué mi camino ignorando las risas de la gente y el buen humor que se respiraba en el ambiente.
Aquel lugar era una dura prueba para mí; me había enfrentado con catorce años a un nido de serpientes gigantes para mejorar mis reflejos en el arte de la lucha; había combatido contra cien orcos con la ayuda de una espada mellada, con la única regla de no poder utilizar mi magia; había sobrevivido diez días en el desierto de Sethcar buscando comida, agua y enfrentándome a las terribles criaturas que allí vivían; pero todo, absolutamente todo, era insignificante comparado con volver a Mair, a Gronland, al lugar donde busqué ayuda desesperadamente y me dieron la espalda.
Llegué al interior del castillo por una de sus quince puertas, caminé por los pasillos, agachando la mirada para que nadie viera mi rostro y llegué, por fin, a la gran biblioteca de Gronland. Estaba tal y como la recordaba; interminables salas, miles de libros, gente consultando, experimentando y estudiando, catalogando cada hecho sucedido en Oyrun, cada raza que había vivido en nuestro gran mundo.
En el centro, se encontraba la biblioteca hija, un anexo a la gran biblioteca y lugar donde se guardaban los libros del día y la noche. Esperé pacientemente, contando las salidas y entradas de magos guerreros. En cuanto diera el primer paso dentro de la sala percibirían mi presencia, debía ser rápido.
Jugué con el huevo que escondía en mi bolsillo, dándole vueltas con la mano, acariciándolo, indeciso de mi siguiente movimiento. Tuve que respirar hondo y tranquilizarme. Cogí un libro, fingiendo que lo leía mientras escogía el mejor momento para actuar. Pero, de pronto, al alzar la vista y mirar una vez más la entrada de la biblioteca hija, unos ojos conocidos se encontraron con los míos y el mago en cuestión me miró como si mi presencia no fuera posible. Me había descubierto y no había tiempo, ¡debía atacar ya!
Me quité la capucha, con ella puesta mi ángulo de visión quedaba reducido y caminé con paso firme y apresurado para acabar con el mago antes que me delatara.
–¡Guardianes! –Gritó –. ¡Danter está aquí!
Cogí el cuello del mago, concentrando parte de mi energía mágica en estrujar su cuello y lo planté de rodillas ante mí. A nuestro alrededor, reinó el caos, y lancé dentro de la biblioteca hija el huevo azul sin saber qué resultados iba a tener.
–Hola, Daniel –le saludé, mientras le ahogaba. Su rostro se volvía rojo por momentos y sus manos intentaban afanosamente liberarse de mi agarre. Acabé soltándolo antes que muriera y le miré con odio mientras se agarraba el cuello con manos temblorosas estirado en el suelo. Miré hacia el interior de la biblioteca hija, un humo espeso se había alzado como si de un incendio se tratara y se expandía hacia el exterior. Quise internarme, pero entonces Daniel me cogió de un tobillo.
–No lo hagas –respiraba con dificultad, más cuando el humo empezó a llegar a nuestra altura –. Si le das esos libros a tu padre vencerá y tú no quieres que venza, eres un buen chico, me salvaste hace unos años de morir en las mazmorras de Danlos.
Ignoré sus palabras, no significaban nada para mí y, en respuesta, le di una patada en toda la cara, rompiéndole la nariz y haciendo que su rostro sangrara.
Entré en la sala, automáticamente decenas de rayos vinieron directos a mí, pero mi escudo estaba levantado de antemano. Invoqué mi voluntad para disipar el espeso humo y así ubicarme. Diez magos se habían congregado en el centro, protegiendo un altar donde reposaban los dos libros.
Sonreí con suficiencia, no eran bastantes para enfrentarse a mí, había realizado un sacrificio recientemente y la energía obtenida corría por mis venas dándome una fuerza inigualable. Convoqué un imbeltrus, el poder de mi energía se acumuló en una mano y cuando creí suficiente el nivel de ataque lo lancé contra ellos.
Tuve que repeler el ataque que el grupo de magos también lanzó contra mí, pero la barrera que alcé a mi alrededor era fuerte y resistente, por contrario, mi ataque les hizo volar por los aires, apartándolos de los libros del día y la noche.
Sin perder tiempo, corrí a mi objetivo, pero al intentar cogerlos un escudo se alzó quemándome las manos.
–¡Ah! –Fue un dolor agudo y mis manos quedaron en carne viva. Miré los dos ejemplares sin saber exactamente qué hacer.
Creí que una vez vencidos los guardianes, los escudos protectores serían bajados.
Me equivoqué.
–Nunca los tendrás –uno de los magos ya se alzaba del suelo, y no era el único, el resto, aunque magullados o heridos, se incorporaban dispuestos a combatir –, y no podrás salir de Gronland, serás detenido y juzgado.
Me volví hacia los libros y recordé a marchas forzadas las técnicas para bajar escudos protectores. Me concentré, intentando evadir la barrera, varios rayos electrizantes salieron de ellos, quemando aún más mis manos y subiendo por mis brazos, hasta que logré sostener el libro de la noche y sacarlo de la barrera que le protegía. Miré el libro del día, aún protegido por un escudo. Decidí dejarlo, apenas me quedaba energía suficiente para salir de Gronland.
Tres magos continuaron levantando la barrera al libro del día, mientras que los otros siete se plantaron delante de la puerta.
–No saldrás con ese libro, nunca –dijo el que ya me advirtió.
Daniel apareció en ese momento con la cara manchada de sangre. Diez magos más le acompañaban, todos guerreros. La sala no era pequeña, pero empezábamos a ser multitud.
–Dejad que le hable –pidió Daniel y puso una mano en el hombro del guardián –. Lucio, déjame intentarlo.
El tal Lucio miró a Daniel y luego a mí. Fue entonces cuando le recordé; aquel mago quiso practicarme la barrera de sangre en el pasado.
–Dan –Daniel me miró a los ojos –, ¿sabes lo que ocurrirá si le das ese libro a tu padre? Vencerá.
–Bien –respondí.
–¡No! –Exclamó enfadado –. No es lo que quieres, nunca has querido que tu padre gane, cuando eras pequeño querías incluso proteger a la elegida, aquella que está destinada a vencer a tus padres y devolver la paz a nuestro mundo.
–Tú lo has dicho, cuando era pequeño.
–Mira dentro de ti, sé que aún queda algo de ese niño en tu interior, deja el libro donde estaba.
Continué abrazando el gran libro de la noche, un volumen que tenía que sostener con ambos brazos, pegado al pecho y sufriendo un gran dolor por las graves quemaduras.
–Si tu padre invoca los hechizos de la noche criaturas malignas serán revividas, Oyrun sucumbirá a la oscuridad, todo el mundo será esclavizado y tu padre jamás podrá ser vencido –me habló Lucio –. Piénsatelo antes de entregarle ese libro, pues de hacerlo un gran ejército de espectros arrasará el mundo.
–¿Quieres que otros niños vivan lo que tú has vivido? –Continuó Daniel –. Recuerda lo que te enseñó Edmund.
–¡Ni lo nombres! –Grité.
La situación se me iba de las manos, debía salir de aquel lugar cuanto antes, más guerreros se congregaban en la biblioteca; o escapaba ya o me vería apresado.
Reforcé mi escudo y me abalancé contra todos ellos concentrando mi energía en los puños. Al derribarlos, le empotré a Daniel el libro de la noche, el dolor de mis heridas fue insoportable y acabé dejándolo en sus brazos.
He fallado, pensé, no he podido llevar a cabo la misión encomendada.
–Paso in Actus –me trasladé justo cuando iban a terminar de sellar la gran biblioteca con un escudo que me hubiera atrapado.
Caí de rodillas en el suelo al regresar a casa y me miré las manos y brazos. Las mangas se habían hecho trizas y mi piel sangraba como si la hubieran despellejado.
–Danter –al alzar la vista, mis padres me miraban serios –, has fallado.
–Lo he intentado, pero...
–No te preocupes –me cortó y sonrió –, esa no era tu prueba –le miré sin entender –. Tu prueba era regresar con nosotros, no ser tentado por las promesas vanas de las gentes de Mair. Has demostrado tu fidelidad. Has demostrado que eres un mago oscuro.

---
Espero que os haya gustado el prólogo, en marzo de 2017 saldrá por fin el último libro de Saga Oyrun :)
Pronto podréis descargar el prólogo en esta misma web, en la sección "mis libros".
Por último, recordad, si os ha gustado compartid con vuestros amigos, suscribíos a mi blog y no os olvidéis de comentar la entrada :)